HE COMBATIDO LA ENFERMEDAD

Ciertamente las ciencias, la medicina y las tecnologías han avanzado. Aún así, ninguna de ellas ha logrado responder rápidamente a enfermedades agresivas que han minado el género humano a lo largo de su historia. Las vacunas han llegado muy tarde.

Me doy cuenta que cuando aflora una epidemia o pandemia generada por un virus o por un cataclismo o acontecimiento natural que impacta al planeta, el ser humano empieza a recobrar la conciencia de sí y de sus actos.

Yo les insisto a los niños, adolescentes y adultos de la importancia de conocer su organismo, su cuerpo. Cómo funcionan, para qué sirven nuestros órganos y cómo cuidarlos.

El conocimiento de sí mismo es importante. De cómo las enfermedades, los agentes externos sean personas, virus, gérmenes y bacterias, cualquier entidad fuera de nuestra conciencia nos puede afectar o perjudicar negativamente.

Cuando empecé con los síntomas y malestares, dejé que mi cuerpo reaccionara, se activara el sistema defensivo e inmunológico. Acudí a mi médico y le detallé mis síntomas y efectos primarios.

Pero, casi todos nos automedicamos pensando que podemos solucionarlo. Eso es un error. No hay que dejar mucho tiempo que los síntomas avancen ni auto suministrarnos medicina no recomendada por un médico.

El médico me instruyó un primer esquema, si no había mejoría, seguimos con otro esquema, y vienen entonces los exámenes clínicos.

Respetar y cumplir los protocolos médicos es vital.

Pero, yo he aprendido que la mayor parte de las mejorías que obtenemos en las gravedades, se debe al apoyo que nos damos emocional y psicológicamente.

Las personas se agravan hasta morir, cuando pierden el valor, el deseo de lucha, la confianza en sí mismas.

Por eso, mantener la conciencia viva y con energías positivas es clave. Dotar a nuestro mundo interior de fortaleza, esperanzas y resistir sin miedo es fundamental.

Cada uno debería saber cómo funciona y reacciona su organismo, qué debo tomar y dejar de comer.

Ahora, después de más de cuatro semanas aprendí que soy capaz de controlar mis enfermedades. El estrés, la angustia, la soledad, el miedo... A este virus o a cualquiera otro. Porque, al fin, son combatibles y podemos vencerlos, aunque la vacuna llegue uno o dos tres años más tarde.

La mejor enseñanza en estos momentos es respetar nuestros cuerpos, siempre! De amarlos, porque es la única forma de existir por ahora.

No despreciar esos buenos hábitos que habíamos olvidado, y los nuevos. Y que los hijos, niños, adolescentes y jóvenes vivan con ellos como partes de su vida.

Un joven no entendía como yo había permanecido célibe hasta hoy. El dominio de sí mismo, el respeto al cuerpo, el dominio y control de los deseos naturales y tentaciones exige disciplina y fidelidad.

Disciplina y fidelidad, pero también, responsabilidad.

Eso es lo que nos falta a todos.

Así que, no te desanimes. Usted es capaz de vencer los males que nos aquejan.

Oro por ustedes y por todos los que sufren y agonizan.