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FUERA DEL TEMPLO

  • Foto del escritor: estradasilvaj
    estradasilvaj
  • 7 jun 2022
  • 3 Min. de lectura

Anoche, ya fuera del templo se acercó una cristiana, no católica a conversar conmigo acerca de la Cuaresma. Hablamos sobre varios aspectos bíblicos y de los tiempos presentes.

Nos acercamos ya a la Semana Santa que para muchos no necesariamente es un tiempo de reflexión, sino de fiesta en playas, calles y diversión. Ya la época de un riguroso respeto a estos días santos se ha perdido y se ha quedado reducido al Vía Crucis y a los actos dentro del templo.

Quiero compartirles algunos asuntos que conversé con esta cristiana, protestante o evangélica, como deseen llamarla.

¿Qué es lo más importante para Jesús? ¿Qué espera Dios de cada uno de nosotros? A estas preguntas, las respondería de esta manera:

1. La conversión del corazón. Dios quiere que volvamos nuestros ojos a Él y dejemos atrás todo aquello que nos impide dejarlo entrar en nuestras vidas. Convertirnos, es regresar nuestro amor, nuestra fidelidad a Dios. Si leemos detenidamente las enseñanzas del Maestro, nos habla frecuentemente de la conversión. No bastará cumplir la Ley, hay que dejarlo todo por Él. Convertirnos es en resumen, realizar una opción por Cristo.

2. Hagamos nuestro propio éxodo. El éxodo israelita fue dejar atrás la esclavitud y poner nuestra confianza en la promesa de Dios de una tierra propia donde vivamos como hermanos y libres. Una tierra nueva que había que conquistar. El éxodo es un etapa de purificación. Purificación que significa arrancar del corazón todos esos vicios, todos esos ídolos que nos creamos para complacernos; aguantar la caminata en el desierto bajo el sol y el frío, la sed y el hambre, o sea, ayunar con la conciencia que para merecernos a Dios, implicará, limpiar nuestra vida interior de nuestras enfermedades y pecados.

3. Abandonar todo aquello que nos esclaviza. Hay muchas cosas que nos atan y no nos dejan ver el cielo, aspirar al Cielo donde está Dios. Para no esclavizarnos tenemos que orar cada día pidiendo ese "deseo de Dios", como quien desea el agua fresca tras un viaje largo y extenuante bajo el sol. El desierto es bueno porque nos abre los ojos a nuestras debilidades humanas y nos hace sentir la necesidad gratuita de "desear a Dios". Sin despojo de lo viejo y pasajero, no es posible "llenarnos de Dios" interiormente.

4. Los tiempos presentes nos hablan de la necesidad de una permanente vuelta a Dios. Eso significa, que nuestra vida será siempre una lucha por optar por Dios. Jesús nos dijo que no traía paz, sino la espada, el conflicto (Mateo 10:34-36). Significa entonces, que siendo él la Verdad, tendremos que ponernos del lado de la mentira o de la verdad. Vivimos tiempos donde hay demasiadas mentiras, donde se justifican guerras para mantener a los pueblos, a la gente dominada por la ambición, el poder y la mentira. Jesús está contra cualquier clase de guerra y violencia. Por lo tanto, los tiempos presentes y futuros, la paz será insuficiente para los que no aman. Porque, si dices que amas a Dios y odias a tu hermano, eres un mentiroso. (1Juan 4:20)

5. La verdadera alegría está en el dar. (Hechos 20:35) Cuaresma y Semana Santa no son días para estar tristes, tampoco para hacer un festín de locuras y despilfarro mientras millones sufren. Pon atención a lo que dijo Jesús : "¿Acaso pueden estar tristes los invitados a una boda mientras el novio está con ellos? Pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces ayunarán." (Mateo 9:15)

Estamos en tiempos para reflexionar, meditar, interiorizar, trascender lo que hacemos con nuestras vidas y con la vida de los demás. Porque, todo tiene su tiempo, su momento (Eclesiastés 3). Dios nos está llamando a controlar nuestras acciones y ponerlas en sintonía, en dirección a su Palabra. La expresión más genuina de nuestro amor a Dios es la generosidad, el despojarse de lo que estimamos para dárselo a quien no tiene nada. Al final de la vida lo que cobra más sentido es haber llegado con las manos vacías, porque en realidad nada se puede llevar uno. No dejes entonces de compartir, de apoyar, de ayudar, de vaciar aquello que no salva.

6. Esperar el tiempo necesario. Muchas veces nos dejamos llevar por la prisa y la urgencia, nos desgastamos en alcanzar los primeros lugares y de llenar las cuentas al máximo. Después, el agotamiento y la enfermedad nos derriban. Hay que saber esperar porque muchas realidades están fuera de nuestro alcance y las soluciones posibles, no siempre llegan. Hay que aprender a confiar en Dios. Nada se mueve sin su voluntad y nunca la conocemos con certeza. Esperar como Abraham y no desconfiar como Moisés. Nuestra actitud, la verdadera actitud del cristiano es permanecer fieles a nuestra fe, creer sin haber visto. !Felices aquellos que creyeron sin haber visto! (Juan 20:29)

Fue un encuentro de crecimiento en la fe. Espero resulte así para sus vidas.

 
 
 

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