ESTE ES EL TIEMPO PROPICIO

Empezamos la primera semana de Cuaresma y Jesús nos habla de nuestra actuación para con él, en la persona de los más débiles, los pequeños, los sufrientes, los hambrientos, los despreciados... Jesús no sólo nos muestra el rostro del Padre, sino de los hombres sometidos al sufrimiento por nuestras esclavitudes y pecados.

Cada día imploramos su ayuda y esperamos que se cumpla nuestra petición. Pero no es así. Dios no obra de esa manera.

Dios espera un corazón contrito, realmente arrepentido, dispuesto a renunciar a nuestros vicios y pecados.

Dios espera que escuchemos su Palabra con atención y vivamos según ella, sin engaños, ni mentiras y embustes.

Dios espera que hagamos su voluntad, y no al revés. Que lo adoremos solo a Él con todo nuestro corazón, toda nuestra mente, todas nuestras fuerzas.

Si no logramos hacerlo, se nos habrá ido el tiempo propicio. Y, estaremos del lado de quienes se han ganado la condenación. Porque el Señor, arrancará a su tiempo, la mala hierba, las raíces venenosas y quemará las semillas del mal.

¿Qué debes hacer en esta primera semana?

+ Vuelve tu corazón y tu mente a Dios sinceramente. + Toma la decisión de cumplir su Palabra y permanecer fiel. + Cuando seas presa de tentaciones y de hombres que quieren involucrarte en planes perversos contrarios a Dios, renuncia, oponete. + Práctica el bien con el hambriento, el sediento, el forastero, el desnudo, el encarcelado. + Empieza a modificar la vida en tu casa, en tus relaciones con tu esposa e hijos.

Empieza ahora mismo, aunque seas solo tú. Dios te llevará de la mano.

Porque, mientras una parte del mundo se enfrasca en la muerte de hermanos, tú estás abriendo las puertas de un Dios misericordioso que ama la paz, la justicia y la libertad de sus hijos.

Los niños después de la clase de Catequesis elaboraron un trabajo donde habían escrito: "Ama al Señor tu Dios. Porque sólo es uno. Ámalo con todo tu corazón, toda tu mente y todas tus fuerzas. Y al prójimo como a ti mismo."

Te aseguramos, que el mundo empezará a cambiar. No es una utopía. Es el camino que empezamos de nuevo y así, nuestros hijos, nietos, biznietos.... Sucesivamente.