ERAN TAN PEQUEÑO...
- estradasilvaj
- 7 jun 2022
- 3 Min. de lectura
Ocurrió a los siete meses. Mis padres no esperaban tan pronto mi llegada.
Ellos se quedaron perplejos al verme, cabía en la pequeña mano de la enfermera. La llamábamos: "Mamá Nachita".
Las paredes de la casa escucharon aquel primer grito y las risas de los curiosos rompieron el silencio que la habitaba.
Apenas podía distinguir la luz y tenía un hambre muy grande. Mi padre tuvo que salir a buscar mi primer pote de leche. Mi madre era una joven bella que había recibido un pequeño regalo de Dios.
Papá llegó apresurado y yo apenas podía beber aquello tan extraño. Hubiera preferido el néctar suave y caliente de los pechos de mi madre. Así empecé a acostumbrarme al biberón.
No habían pasado mucho tiempo y me incomodaba todo. Era tan sensible y delicado. No podía creerlo, tan pequeño era, pero lleno de vitalidad.
Me encantaba la música y la silla mecedora. Mis padres trasnochaban, mientras yo de gritos y llanto llenaba la casa.
Mis primeros días fueron duros, mas las semanas siguientes fueron cada vez mejores.
De pronto me vi rodeado de mis queridos abuelos, tíos y otra gente. Envuelto de muchos regalos.
Recuerdo que cuando ya infante, mi abuelo me regaló un potrillo color rojizo. Bello juguete, pero a mi madre la ponía nerviosa.
En la finca de mis abuelos me fui macizando con leche de vaca y de cabra. Corría detrás de las gallinas y cerdos. Aquello era un alboroto. Todos me amaban y me decían: "Wisito" con gran cariño. Era inmensamente feliz
Pasó el tiempo y aquel pequeño se hizo ya mayor, como papá, a quien admiraba y respetaba.
He sido bendecido toda mi vida y llevo conmigo hermosos e imperecederos recuerdos de infancia, niñez, adolescencia y juventud.
Fue a los 15 años que mi vida cambió. Ingresé al Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, donde estudiaba desde los 7 años. Allí fui descubriendo mi vocación religiosa por los siguientes años. Muy felices, dichoso y lleno de Dios.
Al principio, a mis padres y a mí nos costó mucho. Luego comprendí las palabras de "Sígueme..." de Jesús. Abandono total.
Mi vida ha sido siempre una aventura llena de riesgos, imperfecta, pero novedosa.
Estoy tan agradecido de haber conocido a muchas personas buenas, extraordinarias, talentosas, generosas y santas.
Muchos de sus rostros y nombres los recuerdos con cierto esfuerzo, porque no hay día que no aparezca un rostro más en mi camino.
Ellos son una bendición, y ahora más que antes los aprecio, oro mucho por ellos y me lleno de alegría conocer sus familias. También sé de los sufrimientos y pruebas que han enfrentado y viven. He hecho de su dolor el mío, y de sus alegrías, mi gozo.
He sido un hombre común. Más amigo de Dios que antes. He luchado y lucho por conservarme fiel a Cristo y de vivir muy sencillamente. Me he desprendido creo que de casi todo.
Me fascina la oración y el trabajo, la comunión sagrada y consolar al triste, solo y abandonado.
De vez en cuando recurro a los amigos de confianza para llevar salud, prosperidad, superación, amor y a Cristo donde se necesita.
No todo lo puedo hacer ni me corresponde, "siervo inútil soy". Es Dios quien siembra y da el crecimiento.
Cumplo 65 años. Estoy contento con Dios y de tantas personas maravillosas. En el camino ya han quedado aquellas que no supieron ser agradecidas ni apreciar lo bueno.
Tan pequeño soy. Me siento agradecido por la vida, por la vocación, por la luz de Cristo, siempre viva y cálida.
En este día, como todos los días, alabo a Dios y doy gracias a su Nombre. También los bendigo a cada uno de ustedes y les doy las gracias por su cariño y generosidad:
Te pido por la familia, los amigos, exalumnos, Hermanos religiosos, sacerdotes y diáconos. Por tus Obispos y este pueblo tuyo y mío.
No me abandones. Continúa conmigo a mi lado y yo contigo. Acompáñame hasta cuando tú quieras, hasta que regrese a tu Casa, a la que ansío con toda mi alma permanecer por siempre.
Te amo Padre, y amo a quienes viven muy cerca de mi corazón, motivo de agradecimiento y alegrías profundas.
Aquí estoy, haz de mí según sea tu santa voluntad. Amén".




Comentarios