EN LO PROFUNDO DEL CORAZÓN

Allí hallaremos respuestas a nuestras dudas; la luz en medio de las oscuridades; el amor limpio entre el egoísmo y la soberbia que abraza el alma.

No sé cuántos de ustedes creen en los milagros, esos que ocurren para bien de nuestras vidas, como un camino despejado para empezar de nuevo.

Estoy seguro que Dios escucha mis ruegos, pero finalmente es Él quien decide si pondrá la mano en la herida.

Todos los días veo a hombres con el rostro curtido y cansado, pero además, como si por dentro arrastraran un pecado o carga pesada que no logran soltarla.

Les digo que se arrepientan de sus delitos y creen en la bondad del Señor, se salvarán.

No se sale del hoyo, si no saltas hacia arriba y dejas atrás aquello que te impide subir.

Ten claro que todos daremos cuenta de nuestros actos y complicidades. Nada se oculta bajo el sol.

Los tiempos ya son bastantes difíciles para complicar más la vida.

Hay quienes permanecerán ciegos y sordos. Pero, quienes creemos que la verdad, la justicia y el amor vencerán, permanecemos de pie, y de rodillas frente a Dios que examina nuestro corazón.

Si mi corazón se detuviera hoy mismo, mi alma viajaría llevando consigo un lote grande de amor, sacrificio, fidelidad y humildad. Como estampas llevaría cientos de nombres, rostros y la gratitud impagable de la generosidad de las manos amigas.

Lo he dicho una vez, dos y tres más. Salvemos a nuestros niños, adolescentes y jóvenes del engaño y de las mentiras que provienen de todos lados.

Clavad en sus corazones a Cristo. Que lo conozcan y amen. Que sepan de sus obras y milagros.

Si la familia no lo hace, si los padres no se ocupan, no cometan el error de dejar la tarea a cualquiera que se llame pastor o ministro.

El corazón humano está hecho para marcar el paso, para llenarnos de alegrías y tristezas, de silencios.

Al amanecer del día Domingo, escucha la voz de Dios que te llama para ser su testigo y misionero.

Quizás digas no, pero más tarde, lo acompañes a la viña.