EL VÍNCULO DE LA PAZ

En los días presentes y venideros la fiesta del Espíritu Santo es una clara invitación a permanecer fieles a nuestra fe, y no tan solo a ella, sino también a nuestros principios y pensamientos cristianos.

La sociedad nicaragüense está muy dividida y confundida. Sólo están seguros los que siguen creyendo en sus efigies y promesas vacías, y aquellos que en medio de amenazas y dolor permanecen fieles a un nuevo rumbo libre de ramas secas y podridas de un árbol envejecido y corroído por los vicios, la lujuria, la avaricia y la ambición desmedida, por el pecado del homicidio jamás visto y que no olvidamos.

Será casi un milagro que las fuerzas sean una, y que sus mentes y corazones se encuentren con el vínculo de la paz.

Porque nadie que no tenga paz y libertad interior no será capaz de mostrarse limpio ante los demás. ¿Quién podrá creer y confiar? Nadie, sólo el tonto y el ignorante preso de monedas y granos, o de grandes beneficios personales.

Los cristianos debemos tener muy claro, no esos falsos cristianos o católicos que aparentan ser. Estar claros que tenemos un solo Señor, una fe, un bautismo... Un Dios, Padre de todo (Efesios 4,3-6) que lo trasciende todo...

Y por lo tanto, nadie puede apropiarse de la cruz de Cristo si no la ha llevado encima... No habrá paz si no hay justicia real para todos.

El pueblo es un cuerpo con muchos miembros. Pero un cuerpo sin espíritu está condenado a la esclavitud de otros y de cualquier sistema dominante.

Si el pueblo, independiente de sus pensamientos o convicciones no ejerce una clara conciencia de los hechos y no piensa en un futuro diferente, está tristemente condenado.

La venida del Espíritu de Dios es un abrir los ojos a la verdad, la boca a la justicia, las manos a la bondad y el corazón a la paz verdadera.

"Dios lo trasciende todo, lo penetra todo y lo invade todo". (Efesios)

No tengamos miedo, no bajemos las fuerzas, no depongamos nuestras esperanzas. Porque Dios está con nosotros y lo estará siempre si perseveramos, si no claudicamos.

Pido con todo mi corazón las luces del Espíritu Santo para todo nuestro pueblo, para aquellos que están en la oscuridad y el engaño, para los mediocres y pusilánimes y pocos valientes.

Pedid con constancia y fe, ánimo que no todo está perdido.

Dios bendiga e ilumine a cada hombre y mujer joven y adulto en los momentos que les tocará vivir a cada uno.

Porque no lo duden, ¡Cristo vencerá para siempre!