EL VISITANTE SILENCIOSO

Eran casi las doce de la noche. Ya vencido por el sueño, me quedé dormido apretando en mis dedos el rosario de María.

Sentí una presencia extraña en la oscura sala, no sentí ningún miedo. A quién iba de temer. No hice ningún amago para dejar que la presencia actuara libremente.

Trataba de que mi mente no influyera en el acontecimiento, mientras doblegado en la silla permanecía sereno y en silencio.

A mí me gusta sentir presencias digamos "paranormales" o "extrafísicas". No entablo ninguna comunicación, sino mas bien, observo su comportamiento.

Muchas veces es un juego de la mente o de la conciencia. Como seres dotados de espíritu, alma e inteligencia somos capaces de crear estos fenómenos.

Qué ocurrió entonces con la extraña visita que quizás era una reflexión de mi intelecto o de un estado de conciencia semi profundo.

No era capaz de verla con los ojos, pues cerrados estaban. Sí percibí sus acercamientos y hasta quizá, determinada inquietud o angustia en dicho ser.

Pensé después que tal vez estaba buscando contactar conmigo. No sé por qué, no sé para qué.

Nos ocurre con frecuencia a muchos, pero son más sensibles aquellas personas que han atravesado una tragedia o una emoción muy alta. No creo que sea un asunto de carácter religioso. Aún así, les comparto algunos considerandos en el caso que experimentemos esas extrañas visitas.

1. No califiquemos a estos fenómenos como una intervención religiosa, pues necesariamente no lo son. Tampoco de diabólicos o de un artificio mágico. Hay que observar atentamente.

2. Demostrar miedo o una confianza atrevida por curiosidad puede no ser positiva. Recordemos que aunque despiertos estemos, nuestra conciencia y mente puede crear estos fenómenos sin darnos cuenta.

3. No permanezca mucho tiempo a solas con este fenómeno a la vista. Es importante acompañarnos.

4. No es aconsejable asustarse o salir corriendo. Observe con frialdad el comportamiento y nunca entable comunicación, ni pretenda tocarlo.

5. Si es muy frecuente la visita de estas presencias, recurra a un profesional de salud mental o a un profesional de entidades paranormales.

6. No dé mayor importancia a lo que no lo tiene. Puede revertir negativamente en su estado emocional y procure no divulgar algo de lo que no está seguro y no pueda comprobar su existencia en realidad.

7. Las personas atribuladas, las que llevan una vida compleja, o han cometido hechos deleznables o de crueldad son propensos a experimentar sucesos que rayan con la psicosis u otro disturbio mental.

8. Las personas de espíritu frágil o débil fácilmente caen en estos embrollos o embustes psicológicos.

9. La oración cristiana y otros ejercicios mentales ayudan a fortalecer la conciencia y limpiar la mente de residuos y gases de experiencias negativas.

10. Orar con frecuencia a lo largo de la vida y en momentos trágicos o deprimentes es un buen alimento para el alma y el espíritu.

Aquella noche, la del visitante silencioso ocurrió días antes de un sinnúmero de sucesos trágicos. No me quedó más remedio que orar por aquella visita.