EL MENSAJE
- estradasilvaj
- 4 feb 2023
- 1 Min. de lectura
Recibí un mensaje de una persona muy angustiada. La llamé y le dije que estaba dispuesto a escucharla. Ella se vació. Desahogó todo ese peso que llevaba dentro.
Le pedí que hiciéramos una oración juntos. Lloraba y luego, su silencio le llenó una paz tan grande. Algo había ocurrido.
Le dije que había sido escuchada por Dios, y que su vida no sería ya la misma.
Desde ese momento, sentí en aquella mujer un cambio. Empezaba a vivir de nuevo.
Unos días después, recibí una llamada. Era ella. Me agradecía... Tan solo le dije:
Dios habita en usted y mientras viva unida a Él, será feliz y no se perderá.
La bendije; no he sabido más de ella.
Siempre la recuerdo en mis plegarias y a quienes están en graves dificultades.

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