EL MANANTIAL
- estradasilvaj
- 29 nov 2022
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De regreso a casa varias personas me decían: "Lo espero el siete". Ese día es vísperas de la Inmaculada Concepción. Me ha gustado mucha ver la imagen de la Purísima sosteniendo bajo sus pies la bandera patria con el escudo invertido, entre rocas y agua (Altar del Diario La Prensa). Hay mucho simbolismo en ello.
Me gustaría compartir algunas reflexiones en este primer día de la novena que rezan en miles de hogares nicaragüenses, en su mayoría, humildes.
1. La santidad de María no es una invención humana, le fue dada por Dios por ser tabernáculo de Jesús, nuestro salvador. En este sentido, cuando los católicos se convocan para cantar y orar a la Virgen no lo hacen como los que adoran o veneran a pedazos de madera, barro, piedra, lienzos o astros, o quizás alguna ideología u hombre terrenal. Es totalmente distinto. María, la dichosa entre todas las mujeres es un camino limpio y claro que nos conduce a Jesús, y Jesús, al Padre. Muy pocos entienden esto. No lo comprenden porque sólo amando se puede conocer que Dios quiso llegar a nuestra humanidad a través de una mujer sencilla y humilde.
Cuando nos reunimos para rezar el rosario a María, lo hacemos plenamente convencidos que ella está entre nosotros como Madre y auxilio de los cristianos. No dudamos de su amorosa maternidad y que su intervención siempre bendita en los momentos difíciles, es agradable al Padre.
2. María está presente en la historia de Nicaragua en sus sufrimientos y deseos de libertad. La patria que está en peligro, ella la sostiene bajo sus pies, mientras de la roca emana el agua viva.
Podemos pensar que la roca es Cristo y el manantial de donde brota el agua del lagar es la vida abundante que Dios nos tiene preparada para los que le son fiel, para los que Él ama. Es una clara invitación para todos, creyentes o no, que sin Cristo nuestras vidas son tan solo páginas. María nos llama la atención que sólo en su Hijo está la salvación. De él recibimos la fortaleza de una roca y el agua que sana nuestras enfermedades y sacia nuestra sed insaciable.
3. María nos invita a purificarnos con el agua que nos da Cristo y su Iglesia. A breves días de celebrar el tiempo litúrgico llamado ADVIENTO, tiempo de esperanza, tiempo para purificar nuestro interior... Abramos nuestro corazón y mente a la luz de Dios, nuestros brazos al amor maternal de la Madre del Hijo del Hombre.
Quizás, en las decenas del rosario de María vayamos despojándonos de ese lastre inútil que arrastramos todos y dejando más espacio a una vida plena en el Señor.




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