EL MALHUMORADO
- estradasilvaj
- 14 ene 2023
- 2 Min. de lectura
No podía verse al espejo porque se enojaba consigo mismo. Inaguantable, pocos amigos tenía. Salvo Ian, que cuando lo encontraba en el pasillo, le echaba el brazo y no sé que le decía, pero lo calmaba por unos momentos.
Imagínese usted, jefe de un pelotón de gente joven. Aquellos ni pestañeaban al verle venir. Muy exigente y cumplidor de metas. La empresa lo tenía como uno de sus mejores empleados. De hecho, llevaba diez años invicto.
Se divorció a la semana de casado. De ahí, vivía solo en un cómodo apartamento a las afueras de la ciudad. Pocos vecinos lo conocían, no iba a fiestas, no bebía licor ni fumaba, amaba el baloncesto y se sentaba en la última banca de la iglesia, aunque no permanecía mucho tiempo.
Una Navidad lo visitó su amigo Ian, quien llegó entusiasmado y con un hermoso árbol. Lo colocó en la sala y le dijo: "Esta Navidad no la olvidarás Spencer", quien con una cara enojada, le respondió: "A qué has venido?!!! No te he invitado!"
Ian, con una gran sonrisa le dijo: "Este árbol eres tú. Mira que solo, triste y sin vida está. Vamos a cambiarlo juntos". Spencer se enfureció y agarró con fuerzas el tronco y a rastras llevaba el árbol para tirarlo a la calle. Ian, se colocó enfrente de la puerta y le dijo con voz serena:
-"Buen amigo mío, no te creo capaz de hacer eso. No te das cuenta de lo maravilloso que sería si le diéramos vida a ese árbol. Hay tanto frío allá afuera y el calor de tu casa es agradable. Vamos, regresa el árbol y trabajemos juntos".
Spencer sólo lo miró y como si hubiera sucedido algo dentro de él, colocó el árbol en la sala. "Ya regreso", dijo. Volvió con varias cajas llenas de luces y adornos, todos muy bellos.
Ian, hizo un poco de café y ambos se pusieron a adornar el árbol, mientras conversaban del significado de la Navidad.
Al colocar Spencer la estrella en lo alto del árbol, le dijo a su amigo con palabras entrecortadas y algo húmedos los ojos:
"Ian, nunca me he sentido tan lleno de paz y acompañado como ahora. Y comprendo que lo más importante en la vida es la amistad. No sé, pero hay algo dentro de mí que es diferente, y el enojo y el malhumor han desaparecido. Tu amistad me ha cambiado. Y veo que no son los adornos y luces lo que hacen bonito este árbol, sino lo que es y significa".
Se abrazaron y abriendo una botella del mejor vino, prosiguieron su conversación entre risas y brindis.
Un amigo es más que un hermano.

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