EL INCRÉDULO CONVERSO
- estradasilvaj
- 8 jun 2022
- 2 Min. de lectura
Dudada de todo, y cada vez que se miraba al espejo decía: "seré yo". Era el prototipo de quienes no creían en nada.
Frank, era un científico, experto en física cuántica y pasaba la mayor parte de su tiempo en el laboratorio experimental lleno de raros aparatos casi todos inventados por él. La verdad para el era casi inexistente cuando no se podía comprobar. Nunca hablaba de asuntos religiosos. Opinaba que era una invención humana para huir de la búsqueda y comprobación de lo que consideraba existente o real.
Un día cayó gravemente enfermo por las muchas semanas que llevaba sin dormir y mal comer. Tenía dolores en la cabeza que le obligaba a retorcerse y tener convulsiones. Fue llevado al hospital y tras varios análisis y exámenes detectaron los galenos un tumor en la zona izquierda del cerebro. La junta de médicos se reunió para determinar los pasos a seguir y del éxito de la operación mediante laser.
Le aplicaron medicamentos para aminorar los dolores y sin sedarlo, determinaron que de no operarlo de inmediato, moriría. Consciente todavía aceptó la operación por escrito.
La operación implicaba una afectación directa a las funciones lógicas y racionales, o sea, a las capacidades poderosamente desarrolladas de Frank que le permitían ser el científico más avanzado. Sin duda, su vida cambiaría.
Transcurrieron 12 horas. Los médicos estaban ya agotados. Técnicamente, la operación la consideraron un éxito.
Tres meses después, Frank parecía irreconocible. Aunque continuaba siendo un genio en la física cuántica, había ocurrido algo desconcertante. Empezaba a considerar que la verdad no es algo que se posee en su totalidad, ni es propiedad de la ciencia, ni la medicina. Y que no se podía reducir a una fórmula o expresión matemática. Un silogismo o teoría no siempre eran suficientes para que el experimento comprobara con certeza. Y su duda, se agrandó de tan manera, que desistió.
Sin embargo, su mente le abrió nuevas formas de comprensión que empezó a sentir curiosidad porqué la gente oraba o asistía a cultos religiosos. De manera casi imperceptible e involuntaria, entró a una iglesia donde el clérigo, citaba el salmo 119 (v. 30): "Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí".
Siguió con atención el sermón y quedó sorprendido cuando dijo el predicador: "Dios es espíritu, y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren". (Juan:4, 24)
Regresó a su casa meditabundo tratando de entender la extensión de aquellas palabras. Esa noche mientras trataba de dormir, sintió una voz interior que lo llamaba para una misión. Sus sueños fueron reveladores.
Al siguiente día, emprendió viaje a Roma. No se supo mucho de él, seguro su vida habrá cambiado. Algunos Obispos comentaban que había viajado al Oriente, a tierras no cristianas bajo un encargo especial del Vaticano.



Comentarios