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EL FIN DE LOS TIEMPOS ¿?

  • Foto del escritor: estradasilvaj
    estradasilvaj
  • 23 sept 2022
  • 2 Min. de lectura

Con frecuencia escuchamos en la calle hablar del "fin de los tiempos", de que el mundo se acabará y que viene Jesucristo; de catástrofes, terribles enfermedades, terremotos y no sé cuántas profecías Todos esos sermoneros se equivocan, porque nadie sabe ni sabrá. Siempre se quedarán en las señales.

Importante es para los creyentes y no creyentes los signos de los tiempos presentes donde debemos leer los mensajes que Dios envía para cada uno, familias, sociedades y naciones.

Pero, ¿cómo discernir los tiempos presentes y leer estos mensajes? Dios a dotado a cada hombre y mujer de la capacidad de encontrarle. "Quien busca, encuentra", dice el Evangelio.

¿Cuáles son esos medios o instrumentos si queremos llamarlos así para leer dichos mensajes? No bastará leerlos, sino de llevarlos a la práctica.

Pues bien. Les diré cuáles son esos medios que nos pueden ayudar a interpretar y vivir los mensajes que Dios nos envía.

1. La apertura a lo trascendente. No será posible conocer para aquellos que viven sumegidos en el mundo material, sujeto a los placeres de este mundo. Es necesario trascender, ir más allá de lo transitorio y finito. Abrir la mente y el corazón a lo que escapa a lo material. Avanzar en el terreno espíritual.

2. La oración humilde. No basta orar, sino de hacerlo en actitud humilde, sensible a la voz de Dios que llega como un susurro. Orar es entablar una relación espiritual, amistosa, amada y deseada con Dios quien está en el camino de nuestras vidas. Orar es escucharlo, dejarlo hablar y expresarle lo que Él quiere saber de tu vida.

3. Hallarle en el servicio. En mundo que navega tormentoso, confundido, atemorizado, lleno de engaños y mentiras, Dios se encuentra en los que son marginados y desprovistos de una vida digna. Acercarse con respeto y amor a ellos es servir al Señor. El servicio, la colaboración, la solidaridad, la generosidad... son expresiones visibles de un amor genuino a Dios. No se puede estar bien cuando muchos, demasiados están mal.

4. Vivir su Palabra. "La fe sin obras es muerta", nos dice el Apóstol Santiago. Una fe verdadera no está separada del amor al prójimo. En la medida que atendemos las necesidades de los pobres y ayudamos a salir de esa cruel situación, en esa medida nuestra fe es grande. Porque Cristo está en el pobre. En verdad, es evidente que si haces el bien al necesitado, proteges y amas, Cristo permanece contigo y devolverá tu gesto en abundantes bendiciones.

5. Acércate a la comunión con Cristo. Es decir, a una vida más íntima, personal y profunda. Dios no es una persona de superficialidades ni extravagancias. Es cercano en cuanto tú lo buscas. Es fiel, aunque no lo seas. Es Padre aunque te conviertas en un pródigo, te abraza aunque seas un pecador.

No creas entonces en esos que viven gritando a voces sobre el "fin del mundo". No saben lo que dicen, porque sólo el Padre lo sabe. Mas tú, trabaja en cambiar el rumbo de tu vida, buscar a Dios y servir a tu prójimo.

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