EL DESIERTO DEL ALMA

Camina mi alma sola por las llanuras del desierto, como buscando el mar abierto; la playa del espíritu donde se detienen los navegantes perdidos y conquistadores.

Las dunas se elevan a los lejos mientras la huellas del ayer se han borrado, han dejado en la arena un rastro sin rostro y sin nombre.

Mi alma anhela la brisa de la noche fría mientras el crudo sol quema la piel del mortal, respirando profundo como quien abandona la vida que se escapa furtiva.

Qué es el tiempo, qué son los años sino peldaños de un camino corto y motivado por sueños y pesares.

Que el amor se va como los cielos de un verano, como el otoño que esconde el frío invierno y las colinas que a los lejos reverdecen y tupidas de flores dejan caer los frutos de sabor dulce y amargo.

Dónde oh Dios te escondes, te revistes de suaves aromas y silenciosa llegada. Mil alma espera desesperada tu llegada y encuentro, más mi aliento no aguanta tan larga espera.

Mas no sé, oh creador mío que el desierto es tan sólo un espejismo, porque conmigo te he llevado, te he amado, te he perdido.

En la sabana de las huellas del infinito, ahí en lo hondo del ser llegas como un amor bendito.

Alma mía, respira profundo que el viaje empieza, no dejes mi Señor que mi alma tiesa descanse hasta no descansar en Ti.