EL DESEO DE DIOS
- estradasilvaj
- 8 jun 2022
- 3 Min. de lectura
"Padre, éste es mi deseo: que los que me confiaste estén conmigo...." (Juan 17:24)
Recibí la visita de un grupo de adolescentes y jóvenes portando un mensaje de la comunidad. El mensaje decía lo siguiente:
"Padre, ayúdenos con nuestros hijos. Se los confiamos. Ellos necesitan de usted...".
Me sobrecogió semejante mensaje. Lo leí dos o tres veces. Quedé viendo a los muchachos por un momento... Y tras unos minutos, recordé que hacía un tiempo eran pequeños de 2 ó 7 años, y ahora ya se encaminaban a la vida adulta.
Nuestra niñez y juventud nos necesita. Necesita de nuestro buen ejemplo, de una vida íntegra, alentadora y llena de entusiasmo por la vida y el trabajo; de una vida honrada y llena de valores y principios cristianos.
Los padres tienen una gran responsabilidad, pero también la comunidad, la sociedad y el país. Pero si existen vacíos o parámetros adversos a lo deseable, estamos en gran aprieto. Nos explicamos ahora, tantos desórdenes y barbaries tan ocurrentes en nuestros países.
Aquellas miradas eran suficientes para comprender la urgencia de la comunidad.
Hicimos una rueda y mientras tomábamos un refresco, les pedí que cada uno nos compartiera su sueño. Todos tenemos un sueño, una aspiración. Tal vez no completa, pero sí un deseo por ser alguien o de alcanzar una meta.
Fueron dibujando los sueños y cada uno era inspirador, grandioso y muy hermoso. Aquellos sueños llenaron los espacios de la sala y rompieron los miedos de ver el mañana cara a cara.
Les pregunté a todos:
-Saben lo que sus padres me piden en esta carta?
Ellos respondieron: "No, no sabemos".
Pues, me piden que les ayude a luchar por esos sueños. Y creanme, es una tarea muy ardua, pero no imposible.
Vamos a realizar una serie de ejercicios y ensayos en las próximas dos sesiones. Lo único que les pido es que no cierren su mente y su corazón al deseo de Dios. Les pregunté entonces si alguno sabía cuál es el deseo de Dios.
Me respondieron: "la felicidad, la amistad, la compasión, el amor al prójimo, el amor a Dios, la familia, la convivencia..."
Está bien, les dije. Es una larga lista. No sería más fácil para Dios que en vez de 20, 30 ó 50 deseos, se resumieran en uno solo?
Cómo descubrir o saber cuál es deseo que Dios para cada uno, para todos?
El intercambio nos llevó casi dos horas de aquella tarde caliente.
Al ver el entusiasmo de aquellos jóvenes, les dije:
Jesús, es nuestro mejor amigo de camino en la vida. Y saben ustedes cuál fue el deseo que pidió a su Padre: "que estuviéramos con él".
Pues, propongo tres actitudes que espero pongan en práctica de ahora en adelante:
1. La confianza. Hay confiar en Dios. Abandonarse en manos de Dios te dará la certeza que vas por buen camino y que recibirás de él las fuerzas para llegar al final, el valor para enfrentar las adversidades y la serenidad en las pruebas.
2. Apegarse a la oración. Ella te dará la paz y consuelo que todos necesitamos. A través de ella recibirás las luces para el entendimiento y la humildad para saber esperar más allá de tus fuerzas.
3. Aspirar siempre al bien. Nuestra naturaleza humana es buena, pero se contamina con facilidad de muchos desórdenes existentes. Necesitamos llenarnos de bondad. Y yo he encontrado dos caminos para lograrlo: la piedad y la eucaristía.
La piedad por quienes sufren. La piedad por quienes viven confundidos y solos.
La eucaristía, porque es el centro del amor sin límites, la huella de un hombre que dio su vida por los demás. Nos dejó una relación muy íntima con él.
Por eso, le ha pedido al Padre Celestial que "aquellos que le fueron confiados, estén con él". Y ustedes, han sido llamados a ser parte de ese rebaño.
Los siguientes dos días, aquellos jóvenes crecieron en gracia y fueron bienaventurados. El Espíritu Santo seguro estaba con ellos y los guiaba con alegría y fortaleza.
Había cumplido con la confianza de aquella comunidad. Bendito sea Dios!



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