EL AMOR POR ENCIMA DE TODO

Desde tiempos antiguos los pueblos conviven sobre la base de leyes o fundamentos. Los Marcos e Instrumentos Jurídicos hoy son muy avanzados, aún así, insuficientes y frágiles.

El lado oscuro de la ley es que otra ley puede derogarla. La ley no lo es todo. Necesitamos Principios, Valores, Fundamentos y sobre todo, Espíritu.

No tenemos que buscar muy lejos, detrás de la ventana somos testigos de horrores, tropelías y barbaridades que las instituciones y personas cometen en contra de otras y de sí mismas.

Jesús luchó contra esa clase legalismos que hombres sin escrúpulos, que gobiernan y tienen cierto poder sea cual fuera, se aprovechan para usufructuar, corromper y cometer las aberraciones más terribles.

Las leyes no son justas ni buenas en sí mismas. De qué sirve hablar de misericordia si el corazón humano no está convertido a Cristo. Si el arrepentimiento es un palabra vacía.

Pablo en Corintios 13 nos coloca en el centro de la práctica de nuestra fe. No importa si sea cristiana, musulmana, judía, árabe, ortodoxa, griega o cualquiera otra.

Nuestra vida necesita fe, esperanza y amor. Las tres conviven. Sin embargo, el amor es superior.

Mucha gente dice tener fe, y no la vive; tener esperanzas y camina angustiada, triste, sin mañana. Dice que ama, y golpea a su mujer, grita a sus hijos, golpea a los demás. Adónde colocó su corazón, a qué dios ve su alma?

Jesús nos invita a ser honestos en nuestra vida espiritual.

Renovando nuestro interior, el objeto del cumplimiento de las leyes tendrá sentido, porque la verdad y la justicia tienen que brillar.

"Señor Dios, renuévame por dentro con espíritu limpio".