DÍAS PARA AMAR
- estradasilvaj
- 1 dic 2022
- 3 Min. de lectura
No todos los días son iguales, de hecho nunca lo serán. Si lo fueran, serían muy aburridos y melodramáticos.
Llevamos ya dos años con una lucha que pensamos nunca acabará. Quedarnos en el pesimismo no es buena idea.
Diciembre es un mes maravilloso, debemos mantenerlo así. Las malas noticias no deberían de aparecer. Es nuestra decisión. Cada uno puede cambiar los contextos, las situaciones, las realidades.
¿Por qué hay gente que se ocupa de vender mentiras, falsas promesas, hacer el mal y de predicar malos augurios? Porque no conocen a Dios, ni el amor al prójimo.
Hay muchos mafiosos y criminales que hacen obras de beneficencia y de desarrollo. Lo hacen con dinero robado, ensagrentado.
Diciembre es el mes del año en el que deberíamos lavar nuestras vidas, sumergirlas en actos de verdad y justicia.
No basta hacer bien, hay que hacerlo con amor y sinceridad, con transparencia.
Les quiero recordar tres actos que Jesús nos enseña en la escena de la multiplicación de los panes y los peces, ahora que estamos en este "tiempo de espera" (Adviento):
1. Todos tenemos hambre y sed. No tan solo por la necesidad de vivir sanamente, sino por nuestra naturaleza. El deseo de vivir es importante en el plan de Dios, pues es quien nos la ha dado como don precioso y desea que vivamos literalmente "bien".
Al deseo y satisfacción de las necesidades del cuerpo, están tambien, las necesidades psicológicas, sociales, humanas, mentales y las espirituales. Todas ellas son importantes satisfacerlas adecuadamente.
Jesús se da cuenta del hambre que padece mucha gente, y gente que le sigue. El hambre es una realidad en nuestras sociedades, como el despilfarro y abuso.
Un acto a practicar es abrir los ojos a las necesidades humana y materiales de los demás; sentir piedad y misericordia. Así actuó Jesús.
2. Sed y hambre de Dios. En todo tiempo hay hombres y mujeres que se quedan en la satisfacción del cuerpo. Jesús escucha a sus discípulos preguntarle qué harán con tanta gente hambrienta. Él responde: "Denles de comer". ¿Con unos pocos panes y peces? Imposible.
Jesús va más allá del hecho material de multiplicar unos cuantos peces y panes. El quiere llamar la atención, que no basta saciar el hambre, sino el corazón y la mente humana. Abrir el corazón y el espíritu a lo trascendente. Pues, es en lo trascendente donde hallaremos la "plena satisfacción".
Así que el segundo acto es abrirnos a Dios, no quedarnos en lo exterior, en lo que satisface una necesidad transitoria, pasajera, que no llena el alma humana.
3. Las sobras. Hubo tanta comida que todos saciaron su hambre hasta reventar. Sobró mucho, tanto para que todos pudieran llevar a casa para la cena.
Jesús nos enseña que el pan que Dios nos da, el pan bajado del cielo no como el maná, sino el pan que es Él mismo, Pan de vida. Y vida eterna.
Luego de saciados, Jesús les expone una hermoso mensaje: "Las Bienaventuranzas". Un conjunto de pautas para una vida cristiana íntegra, completa.
¿Qué hacemos con las sobras después de la gran cena? ¿O después de comer fuera de casa? Yo veo muchas de ellas en el cesto de la basura.
El tercer acto es que no seamos miserables. Hay tanta comida en los basureros... No debieran haber mendigos, hambrientos, pobres. Un mundo donde se habla y predica de Dios no debería tener gente con hambre y sed, desprotegida, sin amor y reconocimiento.
Esta es una época hermosa para comprender para qué nació Jesús, del sentido trascendente de la Navidad.
Así que le pido practique tres actitudes:
+ Abra su vida a Dios y viva según su Palabra. Sea generoso y practique la misericordia. + No se quede en lo exterior, alimente su vida interior, su fe, sus valores, su familia, el mundo en el que vive. "Porque no sólo de pan vive el hombre, sino de la palabra de Dios". + Realice obras que contribuyan a erradicar la pobreza material y espiritual. Apoye las obras en favor de los necesitados, únase a las misiones de proteger la vida humana y de llevar amor al desconsolado, enfermo y solo.
De esta manera, diciembre serán verdaderos días para amar con fecundo amor de Jesucristo. Así sea.

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