DÍA DE GRACIAS DEL SEÑOR

Vivimos tiempos como si la esperanza no fuera posible, y de nuestros rostros se ha caído la sonrisa y la alegría.

Vivimos tiempos donde los ciegos se han multiplicado y la sinrazón hubiera llenado sus cabezas de dureza.

El corazón de hombres y mujeres se ha vaciado y sólo queda un sitio donde el amor está ausente.

He soñado con aves negras acechando como perros hambrientos y rabiosos.

Necesito ver tu luz Señor para caminar por el sendero seguro, el que me lleva hacia Ti.

Por las calles camino todos los días, entre hombres armados y encapuchados; con paso firme avanzo, con el corazón robusto, la mirada altiva y el aliento profundo. Pues no temo, el Señor va conmigo.

Le pido sin cesar que sus palabras se hagan realidad, aquellas desde el ambón, cuando en la Sinagoga desenrolló el Libro de Isaías y dijo:

"El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor". (Lucas 4:18-19)

No huiré Señor mientras mis hermanos sufren en las cárceles, tus sacerdotes sean acechados y perseguidos, tu pueblo presa de sicarios. Dame un brazo fuerte, un corazón valiente, una mente sabía y unas manos servidoras.

Envíanos pronto el día de Gracia, el día agradable donde brille tu Justicia.

Ayúdeme a resistir; porque ellos, mis hermanos presos sufren por mí y todos.

Allana el camino hacia la victoria.