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DETRÁS DEL CERRO

  • Foto del escritor: estradasilvaj
    estradasilvaj
  • 8 jun 2022
  • 2 Min. de lectura

La misión en el campo te hace descubrir escenarios que no pensarías que existieran.

Por la tarde, de camino a la casa de una familia tuve que atravesar un cerro. Tenía rato de no hacerlo, aquella subida fue dura, pero al bajar me encontré con un camino muy hermoso.

Me senté a la orilla y me dejé invadir por los cantos de las aves, el paso del viento entre las ramas y por la luz entretejida en los arbustos que se movían suavemente. Fue algo muy bello.

Entonces, me puse a cantar algunos salmos y a alabar a Dios por sus maravillas. Sentía una presencia tan grande en aquel paraje que podía ver visiones. Era un éxtasis grandioso.

Me arrodillé, levanté mis brazos y exulté repitiendo el Salmo 145:

"Te celebro, oh Rey mi Dios, y bendigo tu nombre para siempre. Deseo bendecirte cada día, alabaré tu Nombre para siempre. Grande es el Señor, muy digno de alabanza, y no puede medirse su grandeza. De generación en generación se celebran tus obras, se cuentan tus proezas. El esplendor, la gloria de tu Nombre, tus maravillas, los repetiré. De tu poder formidable se hablará, y tus grandezas yo las contaré. Nos harán recordar tu gran bondad y se proclamará tu justicia. El Señor es ternura y compasión, paciente y lleno de amor. El Señor es bondad para con todos, sus ternuras están en todas sus obras. Te den gracias, Señor, todas tus obras, te bendigan tus amigos; que hablen de la gloria de tu reino y anuncien tus hazañas, para que vean los hombres tus proezas, el brillo y la gloria de tu reino. Tu reino es reino por todos los siglos y tu imperio, por todas las edades. Fiel es el Señor en todas sus palabras y bondadoso en todas sus obras."

Aquello fue un encuentro celestial; la tarde brillaba y el olor de las flores llenaban el lugar.

¿Cómo es posible que no podamos contemplar a Dios en sus maravillas, escuchar su voz y dejarnos sondear por su Espíritu?

Apenas hemos vivido quince días del primer mes. Las malas noticias se arrastran del año pasado y las esperanzas se divagan como espuma en la playa.

No, no podemos vivir de esa manera. Es desacreditar nuestra fe y el anhelo profundo que habita en nuestros corazones.

Esfuércese en encontrarse con Dios, de admirar sus bellezas y de abrir su alma como un libro donde él escribe su Palabra.

Las raíces de aquellos arbustos estaban al desnudo, pero se mantenía erguido y verde. Unos con otros se brindaban sombra y apoyo. La tierra gastada, erosionada señalaba el camino.

Me puse en pie, abracé a los árboles, tomé tierra en mis manos y me dejé conducir por la vereda.

Los niños, a lo lejos, me esperaban. Había llegado a casa. Las maravillas del Señor continuaban...

 
 
 

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