DESEO DIVINO

Estamos ya a la segunda semana de Cuaresma y pronto estaremos en Semana Santa.

Desde el año pasado se ha abierto y alargado el tiempo de vivir una nueva experiencia espiritual, emprender un camino quizás opuesto para nuestras vidas y de reorientar la óptica de un mundo abandonado al materialismo y dominio de la libertad humana.

Los signos y expresiones de carácter religioso se han dejado para vivir una distinta manera de vivir y encontrar a Dios, persistiendo en una forma de vida sumida en falsos dioses y una religiosidad falsa y hueca.

Porque a Dios no se le ama con los labios, sino con el corazón generoso y arrepentido, despojado de la maldad, el egoísmo y la soberbia.

Dios llama a todos a su presencia, su palabra es para todos sin distingo alguno de credo, raza o posición social.

Hacia adónde se dirigen estas generaciones nacientes y jóvenes, cuando los valores humanos se esfuman en las redes sociales.

Quiero entonces advertirles con sinceridad y prudencia que el mayor problema que enfrentamos es nuestra capacidad de enfocar nuestra realidad hacia una vida que surge de adentro del corazón humano.

Donde nuestros sentidos aprenden a ser utilizados de nueva forma para comprender el deseo de Dios para cada hombre y mujer creados a imagen y semejanza por el mismo.

Nuestros sistemas sociales, políticos, económicos... Nuestra mentalidad y nuestra religiosidad continúan en muchas maneras siendo las mismas... Lejana a los ojos de Dios, ciega y sorda...

Nuestras oraciones y plegarias no deben caer en el vacío... Deben permanecer atentas a la voz de Dios que nos dice: "No endurezcais vuestro corazón".

¿Cómo pensamos vivir esta Semana Santa?

Porque el deseo divino es la salvación del género humano, es comprender a fondo porqué envió a su Hijo y fue clavado en un madero, condenado sin culpa alguna.

Ruego a Dios Padre, que ama a todos, nos ilumine nuestros pensamientos y nos llene nuestros corazones de sabiduría y amor verdaderos.

Cuenten con mis plegarias.