DESDE EL CIELO

Me he quedado después de mis plegarias contemplando el cielo estrellado. Hace frío y todo es ya silencio.

Buscaba una estrella, la más brillante. La que me dijera lo que pasaría mañana muy lejos de aquí. Entonces, vi una pequeña estrella que brillaba como sol. Y dije:

"Señor, Dios de los cielos. No dejes que la oscuridad de la noche se convierta en una tiniebla terrible para los que están escondidos de la muerte. Tu pueblo tiene miedo de la guerra, pero la Iglesia no se irá. Allí estarán tus siervos protegiendo a tus elegidos. Porque el amor es más fuerte que el odio y la ira.

Mis ojos no abarcan tu inmensidad; oh Dios, así como mi corazón, desea ardientemente estar contigo, mi alma aspira al inmenso infinito.

Mis ruegos no son palabras que se esfuman en la soledad de la noche. Sabes bien qué siente mi corazón, mis pensamientos se entrecruzan con una nube de sentimientos por el dolor, el miedo y la angustia de quienes sufren terror y guerra. Pero, allí estás Tú. A su lado, con muchos otros.

Surcando de este a oeste, de norte a sur, viajan mis ojos buscando tu luz en el cielo estrellado, buscando como mendigo la moneda del pan y la paz. Porque mientras no haya paz, el pan se endurece y escasea en nuestras mesas.

Desde el cielo nos miras con amor de Padre. Mueves los vientos y los aires se llevan las vidas perdidas, las lágrimas y la opresión en el pecho. Pero, allí estás Tú. Inmutable, tolerante.

Átame a tu dedo, como horquilla. Llévame contigo, encima de los espíritus viajeros. Encendamos el fuego abrasador para quemar la mala hierba de los campos de la tierra; para limpiar de estiércol los viñedos de la tierra heredada desde antiguo.

Allí estás Tú, en la batalla. Junto a tus valientes. En el amanecer de la conquista. Desde el cielo vendrá tu salvación, el brazo fuerte que aplacará al que ha osado manchar la tierra de sangre hermana. Desde el cielo dibujas como gotas brillantes, la huella de tu voz poderosa sobre las cabezas de los adversarios Y he aquí que Dios todo lo puede, porque es Santo y Señor de todo. Su Nombre será manifiesto y los corazones conversos.