DESAFÍO AL MAL

No tengo poder alguno, sino mis pobres fuerzas para ir y venir todos los días; no tengo riqueza en mis bolsillos y cuenta, sino tan sólo saldo mínimo para llevar el pan de cada día; no tengo miedo a la tormenta y a la enfermedad, tan sólo un cuerpo gastado por el sol y el amor a los pequeños; no tengo empleo ni ingreso asegurado, tan sólo una pequeña pensión que se me escurre en leche y medicina para los enfermos y hambrientos...

Mi fe y esperanza crece en cada prueba, y siento que no cederé a la mentira y a la estafa; no sacrificaré a mi rebaño, no me sentaré con los malvados, no beberé del vaso del fariseo...

Te desafío, oh Mal! Tú que has herido desde el comienzo de los tiempos al hombre y a la mujer; tú, el mentiroso, el farsante y embustero; tú, el asesino de su hermano, el traidor y corrupto...

No podrás vencernos más con tus sucias artimañas y soberbias.

Estoy asido a Cristo, y si clavado pudiera estar a su madero, mi sangre pecadora sería lavada y vencedora por el Redentor.

Ven Pascua!, ven Cristo, Rey y Vencedor de la muerte y el mal!