DE LAS LÁGRIMAS AL GOZO SIN MEDIDA

Ciertamente a la distancia, unos de otros llegamos al final de un año como nunca jamás nadie había pensado.

No están con nosotros muchos amigos, parientes y conocidos. No logramos las metas que un primero de enero nos propusimos.

Sin aviso previo, llegó la tormenta que cerró nuestras puertas, mas no, nuestros corazones.

Hemos recibido la invitación del Señor en Navidad de ser luz como Él, a permanecer en su luz, pues en Él, no hay oscuridad.

Amigo, amiga, te invito a enfrentar de nuevo la tormenta con valor y fe, con la plena confianza que Dios está con nosotros y que continuaremos vencedores.

Bendice tu hogar y tu familia, a tus amigos y parientes, vecinos y conocidos. Da gracias incesantes por la vida y el aire que respiramos.

Te invito a tres gestos que realices con todo tu corazón, con tu familia y amigos:

1. Levanta tus brazos, alaba y da gracias a Dios...

2. Arrodíllate y pide perdón a Dios y a tu familia por las malas acciones, y la promesa de no volver a repetirlas.

3. Consagrar tu vida, tu familia, tu trabajo o empresa... Al servicio del bien, el amor y la justicia.

En el Nombre de Jesús, en unión del Padre y del Espíritu Santo los bendigo.

Porque Dios nos ha dado las lágrimas, ahora vienen el gozo sin medida. Porque Él es la promesa cumplida, el Dios fiel, el que combate con nosotros.

Te honramos, oh Dios, bendice y santifica este Nuevo Año que nos regalas. Amén.