DE LA TIERRA AL CIELO

La vida de hoy en día cada vez nos apega a los afanes y angustias de la sobrevivencia. Desde temprano estamos de pie, pasamos todo el día luchando y trabajando para regresar a casa agotados y sin mayor aliento.

Es tan duro. Pero nos olvidamos de vivir, de amar y de encontrarnos con quienes amamos o esperan. Dios queda ausente o simplemente recordado un domingo en el culto o misa.

Es un gran dilema. Estar en la tierra, cuando estamos llamados a vivir en el cielo por más tiempo del que vivimos.

Les comparto algunas recomendaciones para vivir una espiritualidad en medio de los agobiantes desafíos de cada día:

1. Al despertar, respira profundo por unos minutos mientras da gracias a Dios por el nuevo día. O por la noche, antes de acostarse, por la jornada sea buena o mala.

2. Reconozca la presencia de Dios en su vida. No llegará a conocerle como su Padre y Señor mientras no sienta en su interior la necesidad de que sea parte en su vida. A Él no le importa sus pecados o indiferencia, sino que lo busque como la sed al agua.

3. Deténgase, no se exaspere. No lleve más carga de la necesaria. A Dios lo puede encontrar en los pequeños detalles.

4. Abrace y bese a sus padres, esposo e hijos. Ellos necesitan de su amor y reconocimiento. Saben de su sacrificio por ellos y el estar juntos en la mesa y en el descanso, Dios está allí. Hágalo presente con una acción de gracias.

5. No todo en la vida es trabajo. Como seres humanos necesitamos abrir nuestro interior a quienes nos respetan y aman. Dios es alguien personal, pero también es social. Por ello, orar con otros es beneficioso para el alma.

6. Sirvamos al prójimo con alegría. Hay muchas ocasiones para hacer el bien, hagámoslo. No con los que me caen bien, sino con aquellos distantes, que no conozco. Dios está en el que sufre, el perseguido e ignorado, en el cegado por los males del mundo, en aquél que no cree en nada.

7. Seamos ejemplares para que quienes nos vean, también aprendan a obrar bien. La facilidad o dificultad en la vida nos puede engañar y alejar de aquello que es más importante para alcanzar una vida plena. Es en Cristo que la logramos, en poner atención a lo que él mismo dice en los Evangelios. Lea, medite y ore con la Biblia.

Empiece ahora mismo, hallará paz y un sentido diferente a lo que hace.