DE LA APATÍA A LA GENEROSIDAD
- estradasilvaj
- 30 oct 2022
- 2 Min. de lectura
Sí, el mundo nos puede parecer un lugar peligroso. Pero lo es más cuando la apatía y la insensibilidad domina a la gente.
Mientras escuchaba las lecturas bíblicas y el sermón del presbítero, mis pensamientos viajaron a un lugar extraño. Tan extraño y cruel como la apatía.
Retomé la dirección y regresé al lugar donde me encontraba. Cerca de mi estaban sentados unos jóvenes quienes cantaban llenos de alegría. Ellos me causaron grandes esperanzas en una juventud alegre y decidida a amar por encima de los odios.
La alegría es necesaria para vivir. No puedo creer en un cristiano triste, porque el cristianismo no es tristeza ni pesares.
Vivimos tiempos de grandes sucesos que remueven los cimientos de la fe y el amor. Las nuevas generaciones van elevándose inmersos en ritmos desenfrenados, ideas peligrosas, ambiciones desbocadas, locuras alucinantes y desesperanzas sin Dios.
La apatía y la indiferencia es la plaga que se extiende y paraliza el corazón humano. Por eso, sociedades enteras sucumben y son presa de grupos inescrupulosos y perversos que implantan ideologías frenéticas y enmascaradas de salvadoras.
No es de cristianos la apatía y la indiferencia. No van con el Evangelio.
Le comparto al respecto unos consejos:
1. Reaccione, no se paralice. La parálisis daña la capacidad de pensar y actuar con sensatez y madurez.
2. Piense con calma. Ponga en sintonía sus fuerzas interiores con sus pensamientos.
3. No permita que las angustias, negatividades y desesperanzas lo abatan y dominen sus fuerzas interiores, sus pensamientos positivos.
4. Adopte una actitud constructiva y sobrepóngase a las influencias negativas de los demás. Sea crítico frente a las realidades e ideas dominantes.
5. Actúe en común con otros. Contagie energía positiva pero realista. Pierda el miedo, sepa ser juicioso, de diferenciar el error de la verdad, la maldad y crueldad de la justicia.
6. No se deje arrastrar por el hambre y la codicia como hacen los ladrones y criminales, que no les importa más que su estómago y sus millones.
7. Sea una persona íntegra. Aún siendo débiles, encontramos las fuerzas necesarias en la Palabra del Señor Jesús para hacer frente a las tentaciones y deseos condiciosos de los tiempos presentes.
8. Cultive su pensamiento con una educación y formación personal sólida y afincada en valores humanos y éticos.
9. Sea generoso cada día más, despréndase de aquello que no podrá llevar. Apoye las obras de caridad y misericordia.
10. Fortalezca su vida interior con la oración y la piedad. Su fortaleza interior le dará las luces y armas para el combate espiritual que vivimos a diario.
Contagie amor y respeto.




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