CÓMO NO ESCUCHARLA
- estradasilvaj
- 7 jun 2022
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 16 mar 2023
Se acercó una mamá a decirme que su hijita había orado junta a ella cuando ambas visitaron a Jesús Sacramentado.
Le causó una hermosa sensación al ver que su pequeña hija veía fijamente el Sagrario y parecía conversar con mucha soltura. Sólo ella sabía lo que escuchaba y decía.
Días después, la niña permanecía muy callada, y la madre se empezó a preocupar. Trataba suavemente de averiguar qué ocurría con ella. La niña no quería hablar. La llevó a un sacerdote y no logró más que ponerla un poco nerviosa.
La semana pasada, encontré a ambas en la calle. Las saludé con cariño. La niña al ver el crucifijo que llevo en mi pecho, se acercó y lo quedó viendo. Le dije entonces:
- Pequeña, ¿conoces quién está en la cruz? Ella asintió con la cabeza.
Por la tarde, la madre me llamó y me contó todo lo sucedido después de su visita a la iglesia. Le respondí que no se asustara, que pensaba que la niña guardaba un secreto que sólo ella conocía y que su conversación con Jesús había que respetarla.
Para sorpresa de todos, en una actividad grupal de los niños en preparación a la Cuaresma, realizando un ejercicio en grupo, la niña había dibujado una cruz con gotas de sangre y varios figuras de niños y adultos. Fue entonces que comprendimos que Jesús le había hablado del sufrimiento de los niños y familias en la guerra que acontece en Ucrania.
Fue un momento emocionante para todos. Unimos nuestras manos y oramos juntos.
Cuando llegó la mamá, ella salió corriendo a abrazarla y le mostró el dibujo mientras los niños la redeaban, abrazándola.
¡No dejaré de escuchar a Dios en los niños!




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