CUANDO EL VIENTO SE ENFRÍA
- estradasilvaj
- 30 oct 2022
- 2 Min. de lectura
Los aires de Noviembre llegan y empiezan los días a correr en cuenta regresiva como si la vida se escapara huyendo.
Nos apresuramos con maletas en mano para remontar un viaje cuando todavía el mundo no se ha recobrado de su encierro y aprisionado anhelo de regresar al pasado.
El pasado quedó esparcido en la colina o llanura, en las orillas del río o en alta mar. El pasado quedó atrás y es mejor olvidar y empezar de nuevo.
El dolor es buen maestro que nos lava, purifica, ordena y aspira de nuevo por emprender caminos diferentes.
Si volviéramos hacia atrás o continuar viviendo de malos hábitos y costumbres, de mala fe y engaños, de miedos y angustias, de infidelidades y desamores, no ha servido de mucho el haber sufrido, el haber visto dolor y lágrimas en nuestras vidas. Porque el dolor ajeno ha sido dolor mío también.
Gozar la vida es tomar en serio al amor y dejar al lado el odio y egoísmo. Es llenar de humano los que hacemos y pensamos, de abrazar al hermano, de perdonar de corazón y de llevar esperanzas a tantos que la han perdido.
No podemos condenar porque no somos jueces, cada uno pagará su deuda al Señor. El Señor al final de la jornada nos dará la paga que merecemos.
Cuando el viento se enfría, demos calidez a nuestras palabras y gestos, de generosidad a nuestras manos, de pan nuestras mesas para compartir con los que no tienen y pasan...
Cuando el viento se enfría, empezamos a buscar refugio y calor... Empezamos a cobijarnos de hogar y paz. Ha llegado el tiempo de encontrar la felicidad genuina, el tesoro escondido, la moneda oculta...
Cuando el viento se enfría, que la sangre no se nos hele, que el corazón no se muera, que nuestros labios no se sequen... Porque el amor sigue vivo y pequeños y grandes aprender tenemos. Seguir de viaje en este mundo sin amar desde lo profundo del corazón, con la mente hecha puente y ventana abierta, es enfriarse, es morirse, es quedarse anquilosado en las ramas viejas del pasado.
Cuando el viento se enfría, busco el sitio más seguro y cálido donde mis plegarias se hagan dones y milagros. Donde Dios es amigo, Padre y calma sosegada en la fragilidad de mi alma hecha rama doblada por el viento.




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