CUANDO EL EVANGELIO SE COMERCIA Y ATA A IDEOLOGIAS NO CRISTIANAS
- estradasilvaj
- 29 abr
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En un mundo caracterizado por una profunda crisis política, económica y social, los grupos evangélicos se encuentran en una encrucijada. La iglesia, como un reflejo de la sociedad en la que está inmersa, enfrenta los mismos desafíos y tensiones que cualquier otra institución. En muchos casos, la polarización política, la desconfianza en las instituciones tradicionales y el avance de ciertos movimientos sociales han llevado a algunos grupos evangélicos a reconsiderar su lugar en el mundo moderno. Sin embargo, el precio de esta adaptación puede ser alto: el riesgo de perder la integridad doctrinal y desviarse de los principios fundamentales del cristianismo.
Pongo a consideración algunas razones por las cuales algunos grupos evangélicos están reconfigurando su relación con la sociedad, cómo están adoptando ideologías ajenas a la fe cristiana, y cuál es el desafío que enfrentan para mantener su fidelidad a la enseñanza bíblica en medio de un entorno cambiante.
1. Crisis política y social: Un desafío para la Iglesia Evangélica
En la actualidad, el mundo se encuentra en medio de una crisis política global. La polarización ideológica ha dividido a las sociedades, y las instituciones que alguna vez fueron pilares de estabilidad y confianza han sido cuestionadas. En muchos países, los movimientos sociales buscan cuestionar el orden establecido, abogando por cambios radicales en el sistema político, económico y social. En este entorno de agitación, los grupos evangélicos se ven obligados a reconsiderar su relación con el poder, la justicia y las demandas sociales.
En este contexto, algunos grupos evangélicos, en su deseo de mantener su relevancia y ser agentes de cambio en una sociedad fragmentada, han comenzado a incorporar algunas ideologías sociales y políticas que, en muchos casos, están en tensión con los principios tradicionales del cristianismo. La idea de ser una "iglesia relevante" puede llevar a una reinterpretación de las enseñanzas bíblicas para hacerlas más atractivas y accesibles en una época de crisis.
"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." (Romanos 12:2)
Este versículo nos recuerda que la transformación que debemos experimentar no es la conformidad con los sistemas del mundo, sino una renovación que nos permita discernir la voluntad de Dios. Sin embargo, la tentación de conformarse a las demandas de la sociedad y abrazar ideologías dominantes es fuerte, lo que plantea una pregunta fundamental: ¿cómo deben los evangélicos mantenerse fieles a sus principios en un contexto tan cambiante?
2. La búsqueda de relevancia: Sincretismo y adaptación a las ideologías modernas
En su deseo de conectar con las realidades sociales contemporáneas, algunos grupos evangélicos han caído en el sincretismo, una mezcla de ideas y valores provenientes de diferentes ideologías. Este proceso de "adaptación" implica la adopción de posturas políticas y sociales que pueden parecer progresistas o inclusivas, pero que a menudo entran en conflicto con la enseñanza bíblica tradicional.
Por ejemplo, el enfoque de algunos grupos evangélicos sobre temas como el matrimonio, la sexualidad, la justicia racial y la igualdad de género ha cambiado en respuesta a las presiones de los movimientos sociales. La adopción de ciertos principios que son populares en la esfera pública, como la aceptación de todas las formas de amor y la redefinición de la familia, refleja un intento de ser inclusivos y socialmente responsables. Sin embargo, muchos de estos principios no coinciden con la enseñanza cristiana, que se basa en la visión bíblica de la moralidad, la familia y el matrimonio.
"No hay otra base que pueda poner nadie, que la que está puesta, la cual es Jesucristo." (1 Corintios 3:11)
Este versículo recalca que Jesucristo es la única base firme para la fe cristiana. Cuando los grupos evangélicos intentan construir su fe sobre ideologías políticas o sociales en lugar de sobre la roca de Cristo, corren el riesgo de perder su identidad y de comprometer la verdad cristiana.
3. El peligro de la pérdida de la identidad cristiana
La identidad cristiana está basada en la fidelidad a las enseñanzas de Cristo y las Escrituras. Sin embargo, en su afán por ser relevantes o agradar a los círculos sociales y políticos dominantes, algunos grupos evangélicos han adoptado una visión distorsionada del Evangelio. Esta adaptación puede diluir los principios doctrinales cristianos y cambiar la naturaleza misma de la fe.
Un ejemplo de esto es el enfoque en la justicia social y la lucha por los derechos humanos, que, aunque son principios cristianos legítimos, pueden ser manipulados para promover una agenda política que no se alinea con la enseñanza bíblica. Además, la adopción de doctrinas populares como la teología de la prosperidad o el enfoque individualista en la fe puede alejar a la iglesia de la verdadera misión de Cristo: predicar el Evangelio y hacer discípulos.
"Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada afuera y hollada por los hombres." (Mateo 5:13)
La sal es un símbolo de la pureza y la preservación, y Cristo nos llama a ser esa sal en el mundo. Si los grupos evangélicos pierden su sabor, es decir, si comprometen su mensaje con ideologías que no tienen fundamento en la verdad de las Escrituras, perderán su capacidad de ser un testimonio vivo de Cristo.
4. La tensión entre fidelidad y adaptación
El desafío de los grupos evangélicos hoy en día es encontrar un equilibrio entre ser fieles a los principios fundamentales de la fe y adaptarse a las circunstancias cambiantes de la sociedad. La pregunta clave es cómo los evangélicos pueden involucrarse en los asuntos sociales y políticos sin comprometer su fidelidad a las enseñanzas de Cristo. La respuesta radica en el discernimiento y en la capacidad de aplicar la sabiduría bíblica para enfrentar los desafíos contemporáneos.
La Iglesia no está llamada a ser una institución aislada, pero tampoco debe ceder a la presión de adaptarse a las tendencias de la cultura. Los cristianos deben ser luz en el mundo, pero esa luz debe reflejar la verdad de Dios, no las ideologías humanas.
"El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre." (1 Juan 2:17)
Este versículo nos recuerda que la verdadera relevancia y permanencia de los cristianos en el mundo radica en hacer la voluntad de Dios. A medida que los evangélicos se enfrentan a los dilemas sociales y políticos, deben mantenerse firmes en los principios divinos que nunca pasan de moda.
5. Recomendaciones para los grupos evangélicos
Frente a la crisis social y política que caracteriza nuestro tiempo, los grupos evangélicos deben ser conscientes de la importancia de mantener su fidelidad a la fe cristiana mientras navegan por los retos contemporáneos. A continuación, te ofrezco algunas recomendaciones:
1. Compromiso con la verdad bíblica: Los evangélicos deben estudiar y aplicar las Escrituras con seriedad y profundidad. No deben ceder a las presiones externas que nos instan a reinterpretar la fe cristiana según las ideologías de moda, conveniencias personales o familiares. La verdad revelada en la Biblia debe ser la guía de nuestra vida. Ni tampoco a nuestros propias interpretaciones caladas de historias y anécdotas desmarcadas del espíritu bíblico, entre gritos y algarabías.
2. Discernimiento en la participación social: Participar en los movimientos sociales y políticos es importante, pero siempre con un espíritu de discernimiento y claridad evangélica. Debemos asegurarnos de que nuestras acciones y posturas estén alineadas con la enseñanza bíblica, no con agendas que desvían del Evangelio.
3. Ser testigos de la Justicia, la Paz y la Verdad: El cristiano tiene un llamado a ser testigo de la justicia de Dios, a luchar por la paz y la equidad, pero siempre desde la perspectiva bíblica, que valora la dignidad humana, la santidad de la vida y el amor incondicional. No se debe callar, ni maquillar el mensaje del Señor, quien siempre habló de manera clara, directa y sin miedo frente a los saduceos, los fariseos, las autoridades políticas y religiosas de su tiempo.
4. Ser fiel y relevante: La relevancia de una iglesia no radica en ceder a las demandas del mundo, sino en mantener su testimonio de la verdad en medio de la cultura. Siendo sal y luz, los creyentes tienen el poder de transformar la sociedad sin perder su identidad en Cristo. La fe no es negociable, ni mucho menos la verdad, ni la justicia, ni el amor.
"Vosotros sois la luz del mundo. No se puede esconder una ciudad asentada sobre un monte." (Mateo 5:14)




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