CON LÁGRIMAS EN EL ROSTRO

Esta noche mientras estaba viendo y leyendo noticias sobre los acontecimiento de una balacera en un barrio de Chicago en plena fiesta de la Independencia y de la guerra en Ucrania, entre otras noticias con problemas sociales, se me acercó una niña. Me quedó viendo y empezó a llorar. ¿Qué te ocurre amor?, le dije. La abracé y le dije que me contara lo que le había sucedido.

Nuestros niños, cuando ingresan a la adolescencia entran en una etapa nueva en su vida. Empiezan a descubrir y a querer ver y experimentar lo que todos nosotros pasamos por esa etapa. Para muchos adolescentes es un etapa difícil y los padres pierden el control. Hay mucho desconocimiento de cómo abordar y ayudar a los hijos durante este proceso. Lo primero que piensan de la niña es que quiere hacerse adulta y madre de golpe. No es así tan cierto.

Debemos de tomar con mucha atención y responsabilidad la educación en sexualidad, mas bien, de la personalidad del niño. Porque lo que está sucediendo es que su personalidad se están asentando: cambios físicos, hormonales, intelectuales, emocionales, alimenticios, aspiraciones.... es una combinación de todo. Cada padre y madre debería leer e instruirse al respecto con tiempo. Porque casi la mayoría no sabe qué hacer y muchas veces complica las relaciones con el hijo o hija y lo sumerge en una soledad crítica y en vacío bastante doloroso.

Hay literatura accesible en internet y bibliotecas que nos pueden ayudar. Los padres creen que hay que enviar la hijo a un psicólogo o psiquiatra. No siempre es necesario. Lo más seguro, que la relaciones en el hogar estén afectando negativamente el desarrollo del niño y adolescente. Los padres deben examinar esto seriamente.

La invasión de las redes sociales en el hogar es muchas veces más destructiva que positiva, si no se saben manejar. Todo el mundo sabe de la vida privada y los muchachos aceptan "amistades virtuales" de personas que no conocen y jamás conocerán. Todo esto conlleva un riesgo de todo tipo y consecuencias bastante peligrosas. Muchas veces los padres son los responsables.

El caso de esta niña adolescente que recurrió se trata de un posible "acoso" de un hombre casado, mucho mayor que ella. Las niñas en su descubrimiento de una realidad nueva, fácilmente caen en la trampa de hombres que con sutiles palabras y engaños pueden causar daños físicos y emocionales a las adolescentes. Incluso, las mismas adolescentes pueden servir de señuelo para causar daño a otras personas de su edad.

Es una tarea siempre en construcción, y la confianza es un tesoro invaluable. No a cualquier persona debemos confiar nuestros problemas. Así que, permanezco siempre atento a esta clase de asuntos que las niñas, especial, las adolescentes y jóvenes me confían cuando su madre o padre las condenan y les dicen unas barbaridades. No pierdo la oportunidad de reprender y de orientar adecuadamente a ellos en el buen trato y comunicación empática con sus hijas o hijos.