CON EL CORAZON HECHO AÑICOS

A quien no le ha ocurrido. Por una mirada esquiva o unas palabras agrias, o un gesto incómodo o unas letras de acero. El corazón roto está.

Amé tanto para ser olvidado. Luché sin tiempo para ser condenado. Pensé bien para ser maldecido. Lloré para ser sepultado.

Con el corazón hecho añicos estoy, al ver el dolor y el sufrimiento. A tus pequeños y pequeñas atrapados por las redes del abismo de malvados y criminales. Y ver desconsolados a sus padres, cuando la justicia se esconde y huye. Rabia y furia llenan la sangre, del matirio que aplaca sus corazones.

Y te veo a Ti, ahí clavado en la cruz. Con el corazón destrozado lloro invocando tu misericordia:

"Señor, por qué fue así. Por qué merecieron morir de esta manera tan cruel.

Debajo las piedras de su hogar, fulminado por la bomba y la bala asesina, afixiado por el gas inerte, por las manos del asesino y psicópata; el hambre y odio entierra su nombre, la tristeza y el llanto arruga su rostro, sus ojos secos de tanto llorar y sus manos sucias y envejecidas de tanto pedir; en las ruedas de hierro y muerte, en las aguas y barro que arrasa puentes y casas; despreciada en la escuela porque es sorda y muda, negra o indígena, pobre y desvalida; su pequeña y dulce voz apenas se oye y sus gritos ignorados viajan por los aires.

Ven Señor, no te pido que le quites su nombre, sino que lo guardes del maligno.

Baja Cristo de la cruz y arranca de nuestro corazón esa piedra que mata al hermano. Y que nunca más, la tierra beba sangre hermana. Ni nuestros rios, mares y lagos encubran la oscura noche del mal y del crimen.

Con el corazón hecho añicos, de rodillas espero tu abrazo, oh Cristo, Señor y Dios mío".