COMO PETALOS SOBRE LA MESA

La tarde apenas empezaba y el día se nos estaba yendo como el agua entre los dedos.

Los minutos corrían como latidos desbocados en las colina de mi ser. Angustiado, enajenado de amor.

Su imagen pegada a mi alma y mi corazón partido en pedazos de no verte.

En la banca de la esquina espera Roy a la amada, como el tren viajero que cruza montañas y valles, y se desliza como lluvia en la sabana de tu espalda.

Fari no volverá, porque sus ojos han visto otra nube, otra colina que remontar.

Tan frágil y tierna como una rosa, camina en las laderas del filo del acantilado, despertando las gaviotas y enamorando los cielos.

Es apenas un brote que nace en los jardines del Eros, entre tormentas y ráfagas de locuras violetas.

Ella, no sabe del mundo. Envuelta en lino blanco no sabe de dolor y desamores. Mas, su pequeño corazón crecido abre paso entre abrojos y placeres vanos.

El amor, tan loco amor. Que ciegas y enamoras, que apasionado recoge los pétalos sobre la mesa de mi alma.