AMOR INDEFENSO
- estradasilvaj
- 7 jun 2022
- 2 Min. de lectura
Sara Heidd recordaba su primer amor. Ella era feliz y su vida había estado llena de bellos recuerdos y alegrías. Sus dos hijos aún adolescentes, crecían llenos de ejemplares padres y de la gratitud de la vida que se abría a ellos llena de novedades.
Una tarde, mientras los hijos habian salido con sus amigos al cine, Sara tomaba el café con sus más cercanas compañeras de trabajo, en El Molino, a la salida oeste de la ciudad; una zona muy excéntrica y llena de bares y comidas para gente de gustos pocos comunes.
Al final del salón, le pareció ver a su esposo Raph en compañia de un apuesto joven. Pensó que estaba con un colega tratando asuntos de trabajo y no quiso interrumpir tan importante reunión.
Desde ese día, las relaciones entre Sara y su esposo empezaron a enfriarse, lo que la afectó mucho. No le comentó nada de que lo había visto en la cafetería. Ni tampoco lo comentó con sus compañeras; mucho menos con sus hijos.
Ella buscaba ocasiones para que Raph apreciara su amor y la necesidad de rescatar su intimidad, la que extrañaba mucho. Él se mostraba esquivo y distante. Y llegó a pensar que Raph tenía una amante.
Raph llevaba ya varios meses manteniendo relaciones de pareja con el joven, que su esposa había visto con él. Y no se lo decía por el escándalo y problema que sucedería si Sara y sus hijos lo supieran.
Sara, no pudiendo más, le dijo una noche a Raph cómo se sentía y le preguntó que estaba ocurriendo. No supo responder a fondo y le dijo: "Es que tengo mucho trabajo y vengo cansado". Sara comprendía, pero no se explicaba el enfriamento de una relación de esposos en asuntos tan básicos como el amor y las caricias. No estaba satisfecha y observaba que sus hijos empezaban a notar los cambios.
Recurrió a una consejería profesional y aunque se esforzaba, comenzó a sentirse culpable. Culpable, de qué? Así que le dijo a Raph que fueran juntos a la Consejería para evitar llegar a una compleja situación como la separación o divorcio, lo que afectaría a todos, a sus hijos y sus propias vidas.
Raph se negó varias veces, pero Sara que lo amaba mucho, logró persuadirlo. Después de varias sesiones, obviamente la verdad se supo. La sorpresa de Sara fue que su esposo se había convertido en gay. No sabía como aceptar aquello y sintió una tremendo rechazo y enojo. El consejero les pidió que continuaran hasta que quisieran sus encuentros a ese nivel. Indudablemente Sara, no quería saber nada.
Francamente, no supe que ocurrió en los siguientes días. Sara me llamó por teléfono meses después. Me dijo que quería confesarse, a lo que acepté.
Sara no volvió más con Raph, y sus hijos se encontraban ocasionalmente con su padre.
Recuerdo que Sara, después de algunos años continuó su vida con otro hombre. Y la vi feliz de nuevo, y a sus hijos también.
Cuán indefenso es el amor, cuando no es entre un hombre y una mujer.
Sara resignada a su pasado y bastante en el olvido, al salir de Misa me dijo:
"Padre, no hubiera sobrevido a esto, sin el amor de Dios. Su amor no tiene límites ni rencores ni engaños. Hoy soy más completa que antes".



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