AMOR A BORDO

No sé si les ha ocurrido a ustedes, pero a mí, es algo insoportable.

Soy una adolescente, más bien, ya casi saliendo de ella. Y he vivido un mundo totalmente congestionado dentro de mí. La cabeza me da vuelta y vuelta, el corazón padece de taquicardia y mi cuerpo, ni decirlo, se ha vuelto fans de los espejos.

Me fascinan los estrenos y he convertido en almohada mi cell. La pereza se adueña de mis fuerzas y de mal gusto contesto a los demás. Consejos vienen y consejos van. En fin, para que contarles este alboroto.

Cierto día mi padre limpió el jardín y sembró unas flores. A las pocas semanas, el jardín parecía un paraíso. Qué bellos colores y aromas. Lo convertí en mi lugar preferido y ayudaba a mi padre en el cuido y mantenimiento.

Una tarde de sábado estaba sentada observando unas hermosas rosas que recién había salido de su capullo. Mi padre se acercó y al verme extasiada, sentado junto a mi lado, me dijo:

"Qué bellas son, hija. Y sin embargo, duran poco fuera del jardín.

Sí, respondi. Nos parecemos a ellas en cierta forma.

Ciertamente así somos, continuó diciendo. La belleza la traemos todos por fuera y por dentro. Al florecer, trae consigo candor y espinas. Y no siempre comprendemos el verdadero valor de la vida.

Unos se ocupan en herir, otros en vanagloriarse, y hay quienes que se aletargan dejando envejecer sus pétalos.

Todo pasa. Y nos quedan recuerdos buenos y malos, dichosos e infelices, historias tristes y oscuras. Sólo memorias escritas en páginas desgastadas por el tiempo.

Lo que vale, es lo que llevas dentro. Lo que cultivas como este jardín, en tu alma.

Hija mía, le dijo mirando sus hermosos ojos cafés.

Deja que su aroma te inunde del encanto de la vida, pues la belleza es graciosa y embeleza, pero se desvanece con los fríos inviernos o los cálidos veranos. La primavera ha llegado a tu vida, no la pierdas en inútiles y falsos espejismos.

A bordo de ti, muy adentro, el amor espera".

Y la adolescente se hizo una gran y bella mujer.