AMNISTÍA NO DA DIOS
- estradasilvaj
- 18 may
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"Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí". (Juan 14:1)
Amnistía, no da Dios. Un título un poco extraño.
En todos los tiempos la duda ha sido compañera de la oscuridad y ha herido el corazón del ser humano y llenado la mente de terribles sombras de mal.
No hay cosa más lejana de la verdad y más fría, que la mentira. Porque bajo su aparente ropaje de una sonrisa cálida, un gesto casual, una mirada tierna, un apretón de manos o abrazo, unas lindas palabras o unas flores encantadoras se puede ocultar una perversa mentira.
El mundo está lleno de mentiras y medias verdades. Se ha inventado un lenguaje lisonjero y falaz que las mentes frágiles y burdas caen en sus redes de odio y maldad. La mentira es como el filo de una navaja que siembra la duda, roba la intimidad y devasta los secretos.
La duda carcome la esperanza de un mundo diferente y mejor para todos. La duda llena de tinieblas los días de los hombres y mujeres que abrigan un mañana luminoso.
Jesús nos ha dicho que es luz, luz de naciones, que es el enviado del Padre, que creamos en Él. (Juan 13:20)
Él nos ha preguntado: "... Y quién decís que soy yo". (Mateo 16:15)
Las mentiras no suman, restan, roban, corrompen, matan. Las dudas no esclarecen, oscurecen la verdad.
Inspirado en el texto del apóstol Juan (14:1) escrito al inicio, les comparto dos reflexiones:
1. Las elecciones políticas de los países se han convertido en un caldo de luchas de poder y ambiciones, no de esperanzas y de futuros mejores para las poblaciones.
Discursos van y promesas vienen, convirtiéndose en engaños, falsedades y corrupción sin límites.
Las leyes se convierten en cadenas para muchos y lingotes de oro para unos pocos avariciosos que ven en su magistratura un botín.
La duda ha conducido a las gentes en un grave abstencionismo que favorece al más despiadado y depredador.
Frente a este espiral malévolo no queda más que luchar a favor de los derechos humanos, los valores inherentes a la libertad humana, del pensamiento y respeto a la vida. De crear nuevas condiciones para romper con esos eslabones de violencia y muerte que hoy vemos a plena luz del día.
Allí es donde el cristiano debe ser luz frente a las tinieblas del error, ser sal en las playas de la indiferencia e insensibilidad, ser voz y torre de esperanza para los que están presos y cautivos.
2. Dios es el camino de la verdad para cada hombre y mujer. El corazón humano está hecho para amar a Dios y conocerle. Jesús, su Hijo así nos lo repite continuamente: "Ama al Señor tu Dios con todas tus fuerzas, con toda tu mente y con todo tu corazón" (Mateo 22:37) e inexorablemente unido a éste: "Ama a tu prójimo como a ti mismo". (Mateo 22:39)
No queda más camino a los que se ocupan de propagar terror, violencia y muerte a través de sus estratagemas de error, mentira y robo que convertirse. De sujetarse a la justicia, porque amnistía no da Dios.
No hay excepciones. Todos, creyente o no, tenemos una salida y ésta la ha dicho Jesús con sus propias palabras:
"Yo soy el camino, la verdad y la vida". (Juan 14:6)
Así que, nuestro corazón y mente no tiemblen, no duden, no mientan, no desprecien la luz del Señor. Porque sabemos quién es camino al Padre, verdad indudable y vida abundante.




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