top of page

AMIGO DE LEJOS

  • Foto del escritor: estradasilvaj
    estradasilvaj
  • 28 jun 2022
  • 2 Min. de lectura

Ya su nombre había olvidado, me lo había arrebatado el tiempo, el curso de los años.

Al bajar del bus miré a través del cristal alguien conocido, no estaba seguro quien era. Ocurrió que en una feria la silueta me pareció reconocerla nuevamente. No me atreví a acercarme.

Me avisaron por teléfono que alguien preguntaba por mí, se encontraba en la cama de un hospital gravemente enfermo. No dijeron su nombre.

No sabía por quien preguntar cuando llegué a la sala de gravedad. Unas personas que tampoco conocía salieron a saludarme. Estaba asombrado y apenado, a la vez.

Ellas se refirieron a mí llamándome 'padre'. Con lágrimas en los ojos me contaron lo sucedido. Aquel hombre postrado en la cama, casi exánime, era un viejo amigo.

Sus hijas me dijeron que él no quería morir sin antes verme. No le recordaba muy bien y sentía tanta pena.

Accedí al pedido y acercándome tomé su mano, casi fría y envejecida.

Le dije suavemente:

"Aquí estoy amigo, atendiendo a tu llamado. Dime que puedo hacer por ti."

Quedé impresionado de la manera cómo el cáncer lo había destrozado y sentí un gran dolor dentro de mí.

Sus ojos me vieron. Apenas podía hablar. Se esforzaba, pero le retuve poniendo la palma de mi mano en su flácido pecho.

"No te esfuerces más querido amigo. No te aflijas. Hoy hace un maravilloso día. Sabes que la amistad es a veces olvidadiza y te pido perdón.

Tu dolor quiero hacerlo mío y llorar contigo. Pero no he venido ha dejarte tristeza, sino alegría.

Te rezaré el salmo que más me gusta y creo te dará mucha paz en estos momentos:

'El Señor es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas.

Me guía por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan.

Preparas una mesa ante mi, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa.

Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida, y habitaré en la casa del Señor por años sin término.'

Vi que su rostro adquiría un color diferente y sus manos dejaron de temblar. En esos momentos dije:

"Señor Dios, Padre amoroso. No tengas en cuenta los pecados de tu hijo. Recíbelo entre los tuyos como la oveja perdida. Muéstrale tu bendito rostro, llena de paz su alma y dale la alegría de la resurrección. Te lo pido en nombre de tu Hijo Jesucristo y por la gracia del Espíritu Santo. Amén."

Lo bendije y sentí que su alma había hallado el camino seguro.

Abracé a sus hijas y mientras ellas lloraban, sentado en la butaca de la sala vinieron a mi memoria recuerdos olvidados porque "el corazón siempre se aferra a lo perdido".

Esa noche estuve no sé por cuánto tiempo entre mis dedos desgranando el santo rosario. Una extraña tristeza me invadió, pero igual una imposible alegría de evitar.

Aquel hombre que había visto a través del cristal del bus o en la feria nunca estuvo allí.

 
 
 

Comentarios


Publicar: Blog2_Post

Formulario de suscripción

¡Gracias por tu mensaje!

50557600273

  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn

©2021 por Brother George. Creada con Wix.com

bottom of page