AMA, AUNQUE DUELA

Me vienen a la mente los nombres e imágenes de mujeres que han sufrido una decepción, traición, infidelidad... Incluso, han sido golpeadas impunemente.

El amor en la juventud es un pasaje muy bonito, pero con el caminar de los años, ese amor se convierte en algo tan distante y de un color casi negro, hasta de roca pereciera su textura. ¿Qué ha pasado?

El hombre no ama igual que la mujer. El amor de la mujer es muchas veces idealista, muy lleno de rosas, demasiado confiado. No es que el hombre no sepa amar, no ha aprendido amar a una mujer.

Hoy, en nuestros tiempos, el amor se ha pervertido de diversas maneras. De aquella sensibilidad ha pasado a una simpleza y vaciedad, y no se le rinde el mérito profundo en las canciones, letras e historias. Sin embargo, no todo es de saber amargo y un tiempo ya perdido y olvidado. ¿Sabes por qué?

Porque, el ama espera como la noche al amanecer. Desde niños no nos enseñan a amar, a ver un amor sincero, lúcido y honesto. La boca y los sentimientos se nos llenan de mentiras, gritos, ofensas y engaños. Lo reducimos a lo carnal, a una emoción y pasión que siempre siempre son pasajeros.

Nuestros niños y adolescentes crecen y maduran con carencias y ausencias de amor en el hogar. Los padres han perdido el verdadero rostro del amor verdadero.

Amar, duele. Significa, que todo crecimiento implica renuncia, tomar un camino, emprender un proyecto nuevo, cultivar lo bello y hermoso, enfrentar desafíos, escuchar y dialogar... Y, ¿qué hacemos? Nos tiramos lo peor con palabras, gestos y desbaratamos toda una vida. Amar, significa sacrificio que es entrega total.

Imagínate, a Jesús en lo alto de la Cruz. Se entregó totalmente, a pesar de todo lo que dijeron y le hicieron. Amó hasta el final. Porque vivió, habló y demostró que el hombre y la mujer están hechos para amarse, que los hombres entre sí, son hermanos. Con su sangre, nos hizo "hijos de Dios".

Amar, está en nuestra naturaleza humana, en nuestra genética. Porque el amor es más poderoso que el odio y todo otra emoción o sentimiento que irrumpe y aprisiona nuestros sentidos, palabras, pensamientos y corazón.

¿Están perdidos los esposos y parejas que se separan, divorcian o se van de casa?

Cada día veo parejas que se dicen lo peor y se destruyen. Al día siguiente, regresan, y así están. Llega un momento, que se reconcilian y arreglan sus vidas, y maduran. Hay otras, que no logran hacerlo y es un calvario. Se empieza a derrumbar todo, y cada uno se va por donde cree será feliz. ¿Hallará la felicidad? No lo sé.

Necesitamos ayuda y consejo, porque no sabemos amar. Amar, duele. Ya no es un asunto de uno, es de los dos.

¿Cómo reparamos una herida mientras sangra?

Cada uno debe encontrar la salud en su interior, en lo profundo de su alma. No se puede volver con la vida vacía. Porque la vida sin amor, es realmente un camino ciego y pedregoso.

Les prometo mis plegarias. No una oración triste y sin poder. La clavo en el madero de Jesús, y confiado plenamente en su Amor, estoy seguro que su luz y abrazo llegará a sus corazones y entendimiento; como quien busca el agua que saciará nuestra sed, la voz que nos fortalece y ese abrazo, ese ósculo que renueva tu vida.

Bendito el amor que sana y revive en cada uno de ustedes. Porque creo que amar verdaderamente, es permanecer juntos por siempre, contemplando y disfrutando todo lo bueno que Dios puso delante de nuestros ojos: su gran amor.