AL FINALIZAR

El día ha terminado y el sol se ha ido. Se ha ido para regresar mañana y de nuevo volver a irse.

Con él se han ido lo hecho y los recuerdos fabricados, la voces y las miradas, las llamadas y mensajes. Recuerdos muy hermosos, gestos significativos, mensajes sinceros y valiosos.

Pero, muy adentro se ha quedado un sabor muy agradable, una alegría muy profunda, un eco que va y viene.

Sé que Dios permanece ahí, como buen amigo, como un Padre amoroso.

Los niños han disfrutado y aunque con modestia y humildad, celebramos la amistad y el amor entre nosotros.

Porque la vida es una fiesta. Una fiesta sin excentricidades, sin bulla y melancolías. Un abrazo que fortalece, un beso limpio, una palabra oportuna, una llamada sincera...

No te sientes tan solo y sabes que tarde o temprano no lo estarán tampoco ellos.

Al finalizar el día, te agradezco tu gesto y cariño. No me abandones ni dejes de orar para que los doce meses, tenga la dádiva para entregarla como ofrenda agradable al Señor.