A LA SOMBRA DE TU CUERPO

He llegado a tu templo Señor cargado de penas y desconsuelos, de sueños y lirios morados, de sed y abandono.

Cómo vivir quiero en tu Cielo, cómo beber tu agua para esta sed que abruma el alma.

A la sombra de tu sagrado cuerpo estoy, al pie de tu descanso. Mi boca no termina de clamar, mi mente de pensar y mi corazón de amar.

Qué llevar a los hombres y mujeres del mundo que la esperanza de tu Palabra hecha carne. Allí donde el madero enrojeció, la semilla de la gloria nació. El lirio blanco perfuma tu habitación, el seno de tu templo.

Cómo arrancar el odio y la mentira del corazón humano, cómo llevar la paz y la honestidad a tantos impacibles y fríos hombres.

Tan sólo abrázame, toma mi mano y ven conmigo.

Delante de tu Hostia, me cobijo a tu sombra, como el niño busca el pecho de la madre.

Vivir es tan sólo bendecir los días y las noches, dar las gracias a las manos generosas y comer a la mesa del pobre que recibe el pan de la vida eterna.

A la sombra de tu divino cuerpo, descanso y vivo, día tras día con el gozo y la alegría.